Dejamos a un lado la guerra en Europa y nos desplazamos hacia el pacífico donde los norteamericanos tambien luchaban contra la cifra japonesa llamada Purple, la cual al igual que la Enigma fue descifrada durante el transcurso de la guerra. Pero no nos detendremos aquí sino en el bando contrario, en el sistema de código norteamericano, y no en sus máquinas de cifras como la SIGABA. Esta era más compleja que la Enigma y no llegó a ser descifrada. El problema era la lentitud en la comunicación. Al igual que la Enigma el mensaje debía de ser tecleado letra a letra, transmitido por radio y posteriormente descodificado de la misma forma por el receptor. En situaciones límites en primera linea de fuego no había tiempo para todo esto y muchas veces se utilizaba el inglés de calle, cuanto más basto mejor, pero muchos japoneses dominaban el inglés y la información caía en sus manos.
En uno de esos días se le ocurrió a Philip Johnston, un ingeniero de Los Angeles, que podía utilizarse la lengua impenetrable de los indios navajos para intercambiar mensajes. El lenguaje Navajo es uno de los más difíciles de aprender del mundo. Para esto cada batallón deberñía emplear a un par de indios americanos como operadores de radio.
Después de algunas pruebas se empezó el reclutamiento de los indios Navajos. Para algunas palabras que no tenían traducción al navajo se usaron unas sustituciones, por ejemplo diferentes tipos de aviones eran designados con diferentes nombres de pájaros, y diferentes tipos de buques con diferentes tipos de peces. Los comandantes eran "jefes de guerra", las fortificaciones eran "cuevas" y los morteros eran "cañones que se agachan". También se creo un código fonético para palabras menos previsibles como lugares o nombres propios.
Este sistema fue todo un éxito, rápido y seguro.
Existe una película de hace pocos años, Windtalkers, que trata sobre los radioperadores navajos.
lunes, 30 de marzo de 2009
Criptografía XIII
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1 comentario:
Qué post más interesante; no sabía yo nada sobre los indios navajos.
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